¿CÓMO CONSTRUIMOS LA REALIDAD?
¿Qué es la realidad? ¿Qué abarca? ¿Dónde termina y dónde comienza?
Desde la física cuántica, la realidad observada depende de la condición del observador.
El lingüista Korzybsky decía “el mapa no es el territorio”. Si el mapa mental fuera tan exacto como el territorio ocuparía exactamente el mismo lugar y espacio, y no sería funcional. No nos cabría en una hoja de papel.
Cada persona construye en su mente un mapa funcional de “la realidad” que depende de sus propias experiencias y sucesos relevantes o los que nos hemos acostumbrado a registrar. Así hacemos un mapa manejable que va a condicionar lo que percibimos, qué recordamos, cómo lo relacionamos y cómo valoramos lo vivido.
Para hacer nuestro mapa fácil, utilizamos varios principios : generalización, omisión y distorsión. Estos principios nos sirven para explicarnos lo que está pasando y generalizamos ideas en base a nuestra experiencia, omitimos cierta parte de información, relacionamos y encadenamos sucesos y distorsionamos según nuestros propios criterios.
Si queremos cambiar la realidad, es importante primero comprender cómo elaboramos nuestro mapa mental. Qué solemos generalizar, omitir, relacionar ó distorsionar. Tal vez este sea el primer paso para generar nuevos mapas que nos lleven a sentirnos mejor.
Construimos nuestra realidad de acuerdo a lo que vemos y percibimos a través de nuestros sentidos y nuestras emociones.
Si transformamos la realidad interna, esto va a repercutir en la realidad externa.
Nuestro cerebro imagina, recuerda, siente. Lo que una persona imagina es más fuerte que lo que percibe como realidad.
Nuestro cerebro aprende naturalmente y utilizando este recurso natural, podemos trabajar diferentes temas, sanar heridas, reforzar nuestra autoestima y amor propio, rescatar recursos y aprendizajes del pasado, re-encuadrar situaciones, fortalecer límites saludables, re-construir historias de vida, encontrar soluciones y abrir nuevos caminos con corazón.